viernes, 27 de junio de 2008

Preguntas Estúpidas

Nunca me enseñaron a medir los corazones. Ni los corazones, ni la emoción, ni los sueños, ni las ganas, ni el deseo. Lo siento, no sé medir lo mucho que me importas. No puedo decirte si me importas cincuenta y seis, ciento veinte, tres mil, trece o infinito. Y mira que así, si todo se reduciera a simples cifras, la vida sería mucho más sencilla. Pero soy incapaz. Soy incapaz y, además, me niego a ponerle números y unidades a cosas tan sublimes como estas. Como la ilusión, la esperanza, la tristeza o la simplicidad de tu sonrisas... Creo que no se merecen ser contadas. No se puede contar la profundidad de unos ojos, ni la soledad, ni la añoranza acumulada en los abrazos, ni el escozor de los rasguños. ¿O acaso sí? No, no. Es imposible. Hacerlo sería caer en el hoyo de la superficialidad...

Este tipo de cosas no se calculan con ínfimas cifras. Se miden según se demuestran. Por eso no utilizaré ni números ni adverbios para expresarte lo que siento. Me limitaré a mirarte y a dejarme mirar. Me desnudaré los ojos, y la voz, y los sentidos. Las palabras y los sueños. Te abrazaré y te contaré que sonrío como una imbécil cuando te pienso. Que me das la mano y al mundo se le lastran las alas con el peso de la envidia. ¿Sabes lo que eres capaz de hacer con una simple mirada? Me deshaces. Y robo pedacitos de ti cuando te tengo a escasos centímetros de mi cuerpo. Suspiros y pestañas, para no echarte de menos. Respiro tu aire, ¿no te has dado cuenta? Te respiro. Y te sonrío. Y te espero. Y te pienso, te abrazo, te beso, te bailo, te escribo, te sueño, te busco, te miro. Podría haberme pasado la noche entera mirándote. La noche y los días. Podría mirarte horas y horas seguidas, sin parpadear. Sin decir palabra, porque contigo tengo la sensación de que no pesan los silencios. Ni los silencios, ni nada.

Pero oye, que si no basta con esto, si no te lo sé demostrar... Puedo ponerme a sumar sonrisas. A contar latidos, a restar tristezas, a multiplicar deseos. Hasta podría dividir el miedo y la ansiedad. Quizás entonces podría hacer un estudio estadístico con los resultados obtenidos y decirte exactamente en tanto por ciento lo que me importas. Decirte las horas que invertiré en echarte de menos cuando no estés, lo solo que me sentiré y los instantes en que pasarás totalmente inadvertida. Que sí, que así todo estaría más claro y sería mucho más sencillo. Lo puedo intentar, si quieres, pero ya he dicho antes que nunca he sabido medir este tipo de cosas... Más bien considero que carecen de exactitud, que son imprecisas, incontables, inefables. Debe de ser que nunca he creído demasiado en la estadística, en las matemáticas, en los números en general.

Simplemente perfecto

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