viernes, 25 de enero de 2008

The Ripper

A los que dicen que Meredith Grey, el personaje de Ellen Pompeo (qué "maravilla" de nombre, digno de una reina de la mafia) en 'Anatomía de Grey' es la tía más insoportable de las series yo les digo que no, que al menos hay dos a la altura: la patética roedora Carrie Bradshaw (Sarah Jessica P.) de 'Sexo en Nueva York' y, fundamentalmente, Ally McBeal o, lo que es lo mismo, Calista Flockhart. Las tres jamás podrán salir de estos personajes, que son más ellas que ellas mismas, y se lo merecen. Por plastas.
Un aplauso para quien eligiese a Calista para interpretar a la neurótica Ally McBeal. Su pinta de muñeca alienígena, con ese cabezón, esa boca de buzón y esos pelánganos, es perfecta para encarnar a la confusa Ally, la abogada patosa que cuando quiere ser cínica es ridícula, cuando quiere ser graciosa es ridícula y cuando quiere ser sexy... en fin, adivinad la respuesta. Aunque su reinado en la serie era absoluto (para empezar, el título coincidía con el nombre de su personaje), poco a poco fue oscurecida por el resto del plantel femenino, sobre todo por tres entonces casi desconocidas actrices y hoy estrellas por mérito propio: Portia de Rossi, Jane Krakowski y Lucy Liu. Ahora, mientras Calista pasa casi desapercibida (mejor así) en la correcta 'Cinco Hermanos', las otras tres brillan de verdad en distintas series. Portia, grande, sanota y cada vez más sexy, es la siniestramente perfecta Olivia de Nip/Tuck, Krakowski, muñecota de cara complicada e innegable vis cómica, es parte del reparto de la fantástica '30 Rock' y Lucy Liu, tras unos cuantos titubeos profesionales (caso clásico de estrella que espera demasiado el papel perfecto y termina quedándose casi obsoleta), es la jefa de la recién estrenada 'Cashmere Mafia'.

Caso similar se da con la "Pompeo", omnipresente en toda la trama de la serie que llega a hastiar, al menos así ha conseguido que le den una serie propia a la doctora Addison Montgomery, o lo que es lo mismo, Kate Walsh. Una mujer muy atractiva( sino que se lo digan a Meredith y a sus amiguitos), representante de las nuevas cuarentonas, capaces de competir en físico con las veinteañeras y superarlas en experiencia, conocimientos y, generalmente, ingresos. Es el único consuelo que me produce esta serie.

Mientras New York, con su "sexo" no se quitará nunca ese sambenito de ciudad frivola, con mujeres aún más frivolas y neuróticas (no hay que olvidar la aportación de friends a esta etiqueta), que te supone al visitar la ciudad una decepción casi comparable a ver un capitulo de la serie. La Parker no deja de ser tanto dentro como fuera de la serie el capricho de una actriz con aspiraciones de diva y acceso preferente a las reuniones de producción, un antojo que se traduce en una serie más de solteras neoyorkinas que, entre emotivas (y cursis) historietas laborales, se aman, pelean e invitan a cafés en vaso de plástico. A la "Parker", por cierto, le gusta con sacarina, leche de soja biológica y servida en copa de cristal de roca sobre una bandeja de oro con incrustaciones de lapislázuli (sin comentarios).

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