martes, 13 de febrero de 2007

La Ternura del Alacrán (VII)

Historia de una primera cita

Capitulo I.-
Quedas en una cafetería de moda. A una hora adecuada para una primera cita, ni muy tarde para evitar suspicacias, ni muy pronto, así evitas el temible café de amigos. Llegas a la hora señalada, previa deliberación sesuda de que ponerse, arreglarse lo mejor posible, y todo el interin preparatorio. Allí te encuentras, y ella..............................no llega. Un minuto de retraso, bueno tampoco es tanto, y coño, no es un reloj suizo. Cinco minutos, y decides entrar, ya se sabe por eso de tener más cerca el alcohol donde ahogar las futuras penas. Pero cuando abandonado a la mayor de las desazones estaba, aparece, radiante, con una sonrisa picara que desarma a cualquiera, y pidiendo perdón por el retraso con una excusa más que razonable.

Capitulo II.-
La conversación es toda suya, la trae y la lleva como quiere, segura, sonriente y marcando los tiempos perfectamente, no acapara las palabras y escucha todo lo que digo. Las conversaciones son fluidas, y a ratos sabes que hay gente a tu alrededor, pero no sabrías muy bien ubicarlas, de hecho es algo que carece de importancia.

Capitulo III.-
Suena el teléfono móvil, el suyo, y mientras sale para hablar sin el ruido de la cafetería, descubro no sin asombro que han pasado más de tres horas. -¿ Cómo ?-. Es una señal demasiado buena, al menos para mí. A su vuelta dos opciones, ¿se marcha o aceptará cenar juntos.?

Capitulo IV.-
Hubo suerte. Buscamos un sitio para cenar, algo informal, tapeo o similares. No sin poca suerte, conseguimos un sitio sin esperar mucho. Y sigue la charla; en fin, a viajado más que tú, hace más deportes que tú, conoce tantas o más historias que tú...................................bien, es inútil hacerla reír, porqué no ha dejado de reír o sonreír en toda la noche. Como se dice en el poker he gastado toda mi baraja y ya sólo queda jugar con pareja de doses.

Capitulo V.-
Se va. Es muy tarde, pero acepta tomar una copa en un garito cercano. Gustos musicales no iguales, pero si afines. Bebe Jack Daniels, Rubén la adoraría cuan diosa, y hasta el camarero le hace una reverencia. Más risas, mejor conversación, y un reto para el futuro, verla bailar; lo odia, pero yo soy muy pinchón, se que me odiará por ello.

Capitulo VI.-
Es hora de irse. Siete horas juntos, y la sensación de querer conocerla más. Una gran señal, puede que el dichoso cupido o similar no toque las narices esta vez. Caminamos por unas calles vacías, la luz de las farolas creaba un espacio irreal. Y cuando ella anduvo unos pasos delante la luz la recortó por un segundo inmóvil contra la claridad dorada de la piedra, esbelta con su pelo oscuro y sus gafas, tras los que se revelaban unos ojos tranquilos, quietos en mi. Y nada de todo esto pensaba con la calma lucida, que suelo reservarme, contribuiría a la saludable tranquilidad de mi espíritu.

Capitulo VII.-
Despedida en su portal. Más risas, y mucha vergüenza al formularle un deseo, volver a repetir una cita con ella.

(A ratos parece una película romántica o una serie de situación. Pues nada, esperaré al próximo episodio.)

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