martes, 19 de diciembre de 2006

La Ternura del Alacrán (II)

"Lo único que te pido es que lo hagamos a oscuras".

Me pareció una petición extraña, pero viniendo de ella me daba igual. Su cuerpo, aunque no pudiera verlo desnudo, prometía sensaciones fuertes. Además hay pocas cosas más excitantes que la imaginación y el tacto como único sentido
Acepté casi sin pensar y ella sonrió como el gato que se acaba de comer al canario. Yo también sonreí, pero sólo por fuera. Intenté que me dijera porqué quería hacerlo solamente a oscuras pero no conseguí más que respuestas evasivas y de nuevo esa sonrisa malévola bailando en su cara.
"Valdrá la pena, ya verás", dijo matando el tema. "Seguro que sí", dije yo tratando de imitar esa sonrisa. Soltó una carcajada y sentí como si alguien caminara sobre mi tumba a la vez que mi mente se disparaba con la idea de la inminente sesión sexual.
Recordé cómo la conocí, media hora antes, en una fiesta en casa de un amigo, vestida de negro de la cabeza a los pies, tal vez muy siniestra pero a la vez excitante.
Nadie de allí la conocía y nadie parecía haberla invitado. A mi amigo no le importó. Nunca importa si se cuelan en la fiesta siempre que sean chicas. Ella andaba bebiendo y tonteando con todos, creando litros de baba entre los tíos y comentarios de verdulera de las tías. Me paseé cerca de ella y se giró como si me hubiera olido a sus espaldas. Me miró un momento (me costó mucho aguantar la mirada de esos ojos negros, siempre me cuesta................) e indicó con la cabeza que la siguiera.
Aunque helado caminé detrás de ella hasta una habitación. Cerró la puerta detrás mío y me abrazó sin dejar que me diera la vuelta, clavándome suavemente las uñas en el pecho y los dientes en el hombro. Después caímos en una cama que yo ni siquiera había visto y unos cuantos arrumacos después me hizo la citada única exigencia.
Apagó la luz. Esperé entonces que se abalanzara sobre mí y folláramos salvajemente, pero se acercó despacio. Me desnudó cariñosamente, me besó y me acarició con dulzura. Ni cuando la penetré dejó de abrazarme y susurrarme cálidas palabras. Se movía muy lentamente encima mío, con suaves embestidas, racionando el placer. No sé cuanto tiempo pasó, sólo que fue un orgasmo largo, plácido y compartido. Casí fue irreal en aquella total oscuridad.
Se marchó sin decir palabra. Cuando me vestí y salí de la habitación ya se había ido de la casa. Me sentí bien, pero un poco confundido. Creo que por primera vez me habían utilizado.
Genial........................¿o no?Que raro es todo a veces.
Apagad la luz al salir.

2 comentarios:

Eme dijo...

El lado oscuro de "El Asesor".
Está genial porque hablas de sexo sin tapujos y no resulta violento (es un tema complicado el sexo literario, por ejemplo a mi no me gusta nada como lo hace ken follet).
Suave y salvaje, como el terciopelo, que no es seda ni es lija.

Yakel dijo...

Ya tenemos una cosa en común, no me gusta nada Ken Follet. Me alegro que te gustase. Todo un halago viniendo de una experta como vos.
Ciao, besos