lunes, 5 de marzo de 2007

Historias desde un Muro

Iniciamos un nuevo apartado en el blog. Digo iniciamos porque al mismo contribuyen todos aquellos amigos que han compartido conmigo sus vivencias con respecto a los "muros".
Para comenzar diré que entendemos por "muros" a aquellas "amigas" que todos nosotros hemos deseado que fueran algo más y que una vez armados de valor, con más miedo que vergüenza (y en estos casos es bien difícil) hemos confesado nuestras intenciones nos han toreado, mareado o jugado en base a la "amistad" anterior que profesabamos.

Con esto no exculpo a ellos(nosotros), sólo trato a modo de confesión , reírme de mi mismo, pues como dijo Socrates "quien quiera burlarse de un necio que se mire al espejo". He de añadir a esta breve reflexión el comentario de ellas; "...no os quejéis, al final nos quedamos con chicos como vosotros...". Las risas aún se escuchan en el universo.

Para no hacer sangre, aún, comenzaré con historias propias, y luego añadiré las vivencias ajenas, si procede y me quedan ganas. A modo intimista como dice Eme, contaré la historia de forma compleja, ya que comenzaré por el final. O de como llega un momento en que de tantos golpes que te has dado contra muros...................en fin, pues eso.

Este sábado he quedado con unos amigos y amigas, bueno una amiga, y otra amiga suya a la que apenas había visto dos veces. Llamemosla X. Me considero una persona educada, al menos adecuadamente educado. Pero al compartir el coche con ella intuí que mi educación se vería puesta en peligro. Nunca un viaje de 500 metros se me hizo tan largo.

Bueno pensé yo, el resto de la noche se la puede ir esquivando, somos muchos y yo él que menos la conoce, hay posibilidades de que esto no se tuerza. Mi madre siempre me dice que soy un inocente, y las madres siempre tienen razón. Que manera de meterse en conversaciones ajenas en las que no pintaba mucho, bueno nada. Y lo peor, trastocar el sentido de conversaciones privadas.

Así yo me enteré, que la otra chica, mi amiga, me debe una cena a la que yo debo llevar el vino y el postre. Primera noticia que tengo, y hasta donde yo sé, deberé correr, mucho.

Y a la señorita X, lo siento bonita, pero ya tengo amigas, muchas de ellas buenas amigas, no necesito más, y menos amigas de café que me cuenten su vida y problemas. Que necesiten autoreafirmarse y les digan lo guapas y majas que son, que necesitan una cohorte de admiradores que babeen y beban los vientos por su atención.

No, el "efecto muro", te deja ya así. No aguantas chorradas de niñatas. Por ello, suscribo la frase del buen Diego "...que las aguante su padre...".

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