viernes, 22 de junio de 2007

Floriego de las Aberraciones

El derecho a la libertad de expresión es defendido como un medio para la libre difusión de las ideas, y así fue concebido durante la Ilustración. Para filósofos como Montesquieu, Voltaire y Rousseau la posibilidad del disenso fomenta el avance de las artes y las ciencias y la auténtica participación política. Fue uno de los pilares de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, hechos que revolvieron las cortes de los demás estados occidentales.

Otro argumento clásico, asociado a John Stuart Mill, es que es esencial para el descubrimiento de la verdad. Oliver Wendell Holmes Jr. y Louis Brandeis, famosos juristas estadounidenses, acuñaron el argumento del mercado de ideas. Según esta analogía con la libertad de comercio, la verdad de una idea se revela en su capacidad para competir en el mercado. Es decir, estando en igualdad de condiciones con las demás ideas (libertad de expresión), los individuos apreciarán qué ideas son verdaderas, falsas, o relativas.

Este argumento ha sido criticado por asumir que cualquier idea cabría en el mercado de ideas. Y aún así, el que unas ideas tengan mayores medios de difusión las impondría sobre otras, al margen de la verdad. Es más, tras la teoría del mercado de ideas existe la asunción de que la verdad se impone sobre la falsedad. Para los detractores está demostrado que los prejuicios se imponen a menudo sobre la verdad, y para cuando ésta se impone muchos han sufrido, a veces de una manera brutal y despiadada, aprovechando los medios de comunicación, como los periódicos, la televisión, o la red. La alternativa a esta debilidad del mercado de ideas sería la persecución de la falsedad.

Lo cierto es que esta metáfora se presta a equivocos, y Mill no comparó la libertad de expresión con un mercado. Recomiendo encarecidamente su libro Sobre la libertad (1859), en el que se apelaba a la libertad para exponer y discutir con el fin del conocimiento. Esto implica unas normas implícitas de conducta que aseguren el mutuo respeto entre los que discuten, exponen sus ideas, o simplemente hablan o escriben por puro placer.

6 comentarios:

Eme dijo...

Eso del "mercado de ideas" me ha sonado tan a él...

que me ha dado un yuyu.
Post pedante donde los haya, no por ello menos interesante...

¿Te estarás convirtiendo en un motivo de adoración para futuros económicos?

Yakel dijo...

No por Dios (un económico), no me digas eso.
Tan sólo era una reflexión sobre uno de esos derechos de los que tanto se habla y que tanto de manda a la mierda, según nos interesa.

Post-pedante, y mucho, ya había avisado.......jejeje

P.S. Te gusta el cambio, merced a Seth.

Eme dijo...

No me gusta nada a decir verdad...
xDD parece ser que se esfuerza más si tienes sólo 4 apéndices en tu cuerpo

Seth dijo...

Si hace falta le corto uno. Como el y yo decimos, sería un mundo feliz.

:P

Kamenah dijo...

No creo que porque una idea sea defendida por un mayor número de gente deba ser más veraz, no?? Especialmente hoy en día en que la información puede estar tan manipulada.

Aunque creo que actualmente hay un fenómeno aún más complicado que la censura que pueden imponer los poderes -sean del tipo que sean- que es la autocensura que algunos se aplican a sí mismo, más allá de límites insospechados, por miedo a posibles futuras represalias.

Encantada de leerte ;) Un besote!

Yakel dijo...

Muy cierto Kamenah, lo peor es la autocensura o el miedo a decir lo que uno cree que es cierto (ya escribí algo sobre eso....aunque era muy mio, :PPPP). ¿Cuando vuelves de Orleans?, ya se que soy un perro que no merece perdón por ni haberte ido a visitar, pero al menos espero recuperarte para todos esos planes que hacíamos. Además tengo novedades que contarte, y claro, tu tienes todo un año por contarme, no???

Un beso preciosa (te echamos de menos).