jueves, 28 de junio de 2007

La Ternura del Alacrán (XI)


Era una tarde calurosa en un hotel de Sevilla, aún no me había recuperado del todo, tanto del viaje como de la noche de fiesta del día anterior, y dormitaba semi a oscuras dejando pasar las horas.
Unos golpes decididos en la puerta me sacaron del letargo, supongo que lo que me queda de urbanidad me impidió mandar a la mierda a quien estropeaba ese momento de semi-inconsciencia.
Ella, pues era mi vecina de habitación quien llamaba, respondía al nombre de Carol. Joven (aunque algo más mayor que yo), un bonito cuerpo, sonrisa encantadora y el pelo recogido en dos coletas que la hacían parecer una adolescente. Empezó a contarme no se que historia de un baño averiado, calor, necesidad de una ducha, y en menos de dos minutos, estaba en mi baño y yo aún preguntándome ¿cómo?.
Cuando el agua empezó a correr ella, desnuda, cruzó por la parte de la puerta aún abierta del baño, yo desde el borde de la cama desviaba la mirada al tiempo que ella me la "cazaba". Sonrió divertida, con esa mirada pícara, ladeando la cabeza de manera que parece que te están calibrando o catalogando. Dijo algo, que se perdió con el ruido del agua de la ducha, me hizo un gesto, llamándome, que ignoré a la vez que me tumbaba de nuevo en la cama.
Cuando acabó, se acercó a mi cama, me besó en la comisura de los labios (de una manera lenta y suave) a la vez que acariciaba mi pelo de la manera que tanto me gusta, me dijo algo al oído que ya no recuerdo y salió de mi habitación...y de mi vida.
Siempre me he preguntado que hubiera pasado si hubiese aceptado esa ducha.

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